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Al Vencedor: sobre la paloma silenciosa en paraje muy distante. Mictam de David, cuando los filisteos le prendieron en Gat. Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre; me oprime combatiéndome cada día. Me devoran mis enemigos cada día; porque muchos son los que pelean contra mí, oh Altísimo. El día temo, mas yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra; en Dios he confiado, no temeré lo que la carne me hiciere. Todos los días me contristan mis negocios; contra mí son todos sus pensamientos para mal. Se reúnen, se esconden, miran ellos atentamente mis pisadas, esperando mi alma. ¿Escaparán ellos por la iniquidad? Oh Dios, derriba los pueblos con tu furor.

Mis huidas has contado tú; pon mis lágrimas en tu odre, ciertamente en tu libro. Entonces serán vueltos atrás mis enemigos el día que yo clamare a ti; en esto conozco que Dios es por mí. 10 En Dios alabaré su palabra; en el SEÑOR alabaré su palabra. 11 En Dios he confiado; no temeré lo que el hombre me pueda hacer. 12 Sobre mí, oh Dios, están tus promesas; te tributaré alabanzas. 13 Porque has librado mi vida de la muerte, ciertamente mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven.